La unión de las dos Barcelonas
El elemento de la discordia
En medio de la disposición ordenada que brinda a los peatones el característico entramado de calles del Eixample, fruto del Plan Cerdà, se manifiesta un elemento de discordia, una pequeña rambla capaz de romper con la idiosincrasia cuadriculada de la capital catalana: la Avenida Gaudí . Nexo de unión entre dos de los grandes referentes modernistas de Barcelona -el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia y el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo-, el paseo ha experimentado importantes cambios en sus más de noventa años de existencia, tanto en cuanto a la distribución como la denominación.
Aunque los ideólogos querían llamarla avenida de San Pablo, se acabó bautizando como avenida del General Primo de Rivera, quien era jefe de Estado en el momento de su inauguración. Sin embargo, la llegada de la Segunda República trajo la sustitución del nomenclátor de la rambla, que pasó a denominarse Gaudí, convirtiéndose en el primer reconocimiento oficial al arquitecto de la Sagrada Familia. A pesar de que la dictadura franquista en volvería a alterar el nombre, en el imaginario colectivo ya sería para siempre la avenida del genio catalán.
Durante años, el paseo acogió el tráfico frenético de coches y tranvías, junto con el paso acelerado de peatones y el rodar de las bicicletas. Pero la remodelación efectuada durante 1985 ¬-y bajo las órdenes del entonces alcalde Pasqual Maragall, daría la bienvenida durante las fiestas de La Mercè a una rambla destinada a los peatones, la que se conoce actualmente.